viernes, 6 de enero de 2012

Dos niños

DOS NIÑOS

¿Qué le pasa a Nacho? Es que este niño no se entera de nada. Viene y va, inquieto, no se alegra con ningún juego. Le propongo un parchís y ¡zas! todas las fichas por el aire. Le invito a componer un puzzle y sale corriendo, como si le quemaran las piezas. Y tampoco quiere saber nada de la pelota. No me hace ni caso cuando le señalo las rutas de las hormigas, o el arcoiris que ha aparecido en el cielo. Ni siquiera le interesa dibujar a mamá y a papá, bueno, a los suyos, que yo ya tengo bastante con los míos.
Ya sé que no me parezco a ellos, tengo los ojillos rasgados, ¿y qué? ¡si me he dado cuenta hace tiempo,  qué te crees!  Pero siempre sonrío y soy muy divertido, ¿quieres conocerme? A Nacho se le escapa la cosa, no sabe por dónde cogerme, de momento, pero ya se dará cuenta de lo que se está perdiendo…
Nacho es muy distinto a mí, pero quiero que sea mi amigo. Y lo voy a seguir intentando, aunque se resista.
Estoy seguro, pero que muy seguro, de que algún día me aceptará.