viernes, 6 de enero de 2012

Inspiración


INSPIRACIÓN

«El viejo carpintero se afanaba con cariño en su talla. Sus curtidas manos  acariciaban y hacían girar una y otra vez aquel leño con curiosidad, sin prisa. Percibía algo especial, pero no sospechaba con lo que se iba a encontrar.
Haciendo saltar miles de astillas, el formón fue descubriendo dos brazos con sus manitas, dos piernas y pies, una cabeza… Conforme avanzaba, iban surgiendo más detalles: deditos, orejas, boca, una nariz respingona… Cuando terminó de perfilar los ojos, el muñeco le hizo un guiño y se echó a reír; el niño de madera había sido liberado de su prisión de serrín y miraba a su benefactor con inmensa gratitud. Después de aplicarle barnices de  colores y vestirle con unas lindas telas, la criatura se levantó y le abrazó con fuerza, prometiéndole con solemnidad que sería el buen hijo que tanto había anhelado tener…».
Llevaba tiempo enfrentándose a aquella odiosa máquina de escribir y hoy ¡por fin! tenía unos personajes y una historia que imaginar. Aspiró feliz una bocanada de su pipa, contemplando con regocijo el montón de hojas en blanco que le aguardaban.