viernes, 6 de enero de 2012

Subliminal


SUBLIMINAL

Me había acostumbrado a verla hablando dormida y durante mucho tiempo creí que solo soñaba en voz alta. Pero una noche me quedé escuchando con interés y la sorprendí  en animada conversación con un interlocutor invisible: ¡estaba consultando sus planes con la almohada!
Un poco celoso,  se me ocurrió que mi opinión también podía valer y tomé una decisión: por las noches aguardaba a que se quedase profundamente dormida, y cuando empezaban sus charlas me acercaba a su oído y le susurraba las opciones que más me convenían.
De esta manera la vida comenzó a sonreírme: en la mesa encontraba todos los días mis platos preferidos; el coche estaba siempre reluciente, por dentro y  por fuera; el mando de la tele a mi disposición, sin discusiones, ¡qué gratas tardes de fútbol y cervecitas! Por no hablar de los tórridos recién estrenados encuentros en la intimidad…
Pero una noche,  cuando ya todos dormíamos, algo me desveló, y al abrir un ojo escuché la voz de mi hijo pequeño: pegado a mi oreja, trataba de persuadirme sobre la compra de  unos juguetes muuuy necesarios.
Desde entonces la sombra del insomnio me acecha todas las noches. Yo que siempre había dormido a pierna suelta  apenas consigo pegar ojo: mi vida se ha convertido en una auténtica pesadilla.