JERARQUÍAS
El amor nace del deseo repentino de hacer eterno lo pasajero. (Ramón Gómez de la Serna).
lunes, 24 de junio de 2013
Jerarquías
Retorno
RETORNO
Supo que su dama regresaba a
buscarle cuando con los ojos entrecerrados le cegó su aura de paz. Era una luz más
deslumbrante que en ocasiones anteriores. Ella le susurró su invitación al oído
y le ofreció su mano. Él se dejó mecer entre sus brazos y bailaron un vals en
la orilla del mar. Ella le subyugó con su vaivén, le sedujo con su canto de
sirena y poseyó todo su cuerpo, su alma, su ser. Dando vueltas y giros, él se
dejó guiar hacia el horizonte, danzando sobre la superficie del océano. En la
cresta de la ola más alta que jamás había surcado, sintió como aquel mar de
sensaciones salpicaba con espuma sus pies. Sabía a brisa, olía a sal. Sonreía,
ingrávido, dichoso.
Cuando ella decidió que era
hora del regreso, besó sus labios llenos de costras y se desvaneció en la
bruma. Después, la bruma se diluyó y no hubo nada más. Él se fue hundiendo en
la inmensidad azul, sin notar ya la presión de la goma anudada en su brazo
izquierdo ni el bombeo de bienestar en sus venas.
Al fondo del callejón terminó
su último viaje.
domingo, 16 de junio de 2013
Intemperie
INTEMPERIE
No exagero al afirmar que
permanecí oculto una eternidad en mi universo de piedra. Durante siglos nadie
vino a molestarme; más tarde algunos trataron de perturbar mi paz, pero fueron
abandonando la tentativa, quizá no me intuyeron. Entonces llegó aquel hombre
obstinado y empezó a dar martillazos; poco a poco fue retirando el mármol que
me cubría hasta dejarme al descubierto, totalmente desnudo.
Hoy todos ensalzan mi belleza,
pero yo me mantengo alerta: cuando oscurece y me quedo solo en la galería,
desciendo del pedestal y practico con la honda: Goliat podría aparecer en
cualquier momento.
Cebo vivo
CEBO VIVO
La
sirena cautiva vomita pulpos de siete patas en la taza del váter, después se
limpia la boca y los dedos en el lavabo. Desde su esquina solitaria, observa
asqueada cómo a las otras prisioneras les empiezan a colgar lorzas por encima
de la cola de pescado. No, eso no le ocurrirá a ella, cavila mientras
mordisquea con desgana unas algas. Aguardará paciente a que algún pescador se
prende de su belleza. Pero no uno de esos brutos que de cuando en cuando
enganchan con un arpón a las más gordas y las sacan del acuario dando coletazos.
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