viernes, 23 de mayo de 2014

A pique

A PIQUE


No, él nunca fue un hombre desconsiderado. Por supuesto que le disgustaba contemplar cómo se hundía su barco y haber olvidado dar la alarma al pasaje. No, no se enorgullecía de haber pedido a los cinco tripulantes africanos que dormían en cubierta que subieran la preciada carga al bote salvavidas, ni de haberles abandonado luego a su suerte. No, tampoco era insensible a los gritos de auxilio que le taladraban los oídos mientras se dejaba arrastrar por la corriente. Pero se sentía dichoso abrazado a aquel cofre lleno de tesoros con los que pronto, muy pronto… glu glu glu.

Manual básico del político en ciernes

MANUAL BÁSICO DEL POLÍTICO EN CIERNES

1.  Matricúlese en alguna facultad, la que sea. No hace falta que se mate a estudiar, lo importante es que se integre en cualquier asociación de estudiantes. Y no pare hasta conseguir el liderazgo, le vendrá muy bien para ir practicando la oratoria hueca.
2. Si elige una opción liberal, deje que le crezca el pelo y recójaselo en una coleta en plan casual, sin peinar. Lleve camisetas con logotipos reivindicativos. Si es más de camisa, nunca se abroche los dos últimos botones y ni se le ocurra ponerse corbata. Dejarse patillas o perilla es opcional, pero ayuda.
3. Caso de que sienta afinidad con la derecha, vista polos color pastel y péinese con raya a un lado. Gomina, gafas de sol de marca y un reloj bien grande son los complementos ideales.
4. La clave de su discurso está en creerse sus propias mentiras y defenderlas contra viento y marea. Practique a todas horas y en cualquier situación y no olvide mover mucho las manos. Arriba, abajo, arriba, abajo. Repítalo todas las mañanas frente al espejo antes de salir de casa. Apréndase un par de frases contundentes y vaya alternándolas en cuanto tenga un microfono delante. Module su voz y grite mucho cuando se le agoten los argumentos.
5. Esto es un empleo, señor mío. Empiece desde abajo. La alcaldía de un pueblucho, cualquier consejería de su Comunidad… Todo irá llegando a su debido tiempo. Además, de mientras usted percibirá jugosas dietas y comisiones.
Y poco más. Los ciudadanos de España somos de muy buen conformar.




1.      

jueves, 1 de mayo de 2014

Mulatas y walkirias en Tokio

MULATAS Y WALKIRIAS EN TOKIO

Cada vez que dos o más miembros de la familia Nang coincidían en la entrada o en la cocina de su apartamento, tenían que cederse el paso acomodándose como piezas del tetrix. En cuanto cumpliera los dieciocho años, Ho, el hijo mayor, pensaba sacarse el carné y olvidarse para siempre de aquellas cuatro paredes. Encerrado en el cuarto de baño, fantaseaba con Tatiana, la diosa rusa que tumbada en cueros sobre un lago helado frotaba con nieve sus pezones; con la insaciable Joanna, que jugueteaba con su lengua entre los muslos de Giselle en la orilla de una playa del Caribe; y con Sandrina, la más viciosa de todas, que chupaba y mordía la...
Toc Toc. Unos golpes en la puerta le sacaron de su ensueño.
¡Ho, pesado! ¿Te falta mucho? le apremió uno de sus hermanos. Justo en el momento más crítico.
Ya… ca… si… es… toy… gimió balbuceante, dejando caer al suelo la revista.
Con un trozo de papel higiénico se secó la mano y tiró de la cisterna. Aún le quedaban dos años para poder hacerse socio del sex shop del centro comercial que con grandes letras de neón anunciaba cabinas.


Atrofia

ATROFIA

Aseguraban los antisistema de principios del siglo XXI que para ejercitar la memoria convenía escribir con bolígrafo y hacer las operaciones aritméticas a mano. A mí todo lo que suene a folclórico siempre me ha llamado mucho la atención, así que tecleé en el buscador «bolígrafo» y salió la foto de un individuo que con un tubito transparente entre los dedos escribía en un papel (luego buscaré «papel»).
Me propuse acercarme el domingo al mercadillo de antigüedades a ver si encontraba uno, pero como no me lo apunté en la agenda del portátil ¡vaya por Dios! se me olvidó por completo.