Sí, quiero
SÍ,
QUIERO
Luego, si se fijan, acaban
arrancando esa hilacha de su pantalón. O se llevan el puño cerrado a la boca y
simulan un carraspeo, así como sin ganas. O miran de soslayo el reloj del
padrino en un gesto inútil que ellas detectan al instante. Entonces es cuando,
y aquí sí que hay que fijarse bien o no lo verán, de un codazo casi
imperceptible pero firme, las novias reclaman su atención. No hay vuelta atrás,
se dicen resignados. Casi todos, porque siempre hay alguno que se desmaya de verdad