miércoles, 11 de febrero de 2015

A la tercera

A LA TERCERA


«Le faltarán, al menos, un par de centímetros para alcanzar la barra del trapecio; como acróbata no me sirve», calculaba con cara de desaprobación el propietario del circo mientras ofrecía asiento al tipo enclenque que acababa de entrar en su camerino. «Ja, no irá a sacar una varita, ¿no?», pensó desconfiado cuando vio cómo acariciaba su maletín, «porque más que mago parece de la funeraria». El hombrecillo se ajustó con un dedo las gafas de pasta sobre su narizota roja. «¡Eso es, de payaso! ¿Cómo no me había fijado antes?».
—Buenos días —saludó el desconocido alargándole una tarjeta—. Me llamo Cristóbal Lapa, y vengo de la Inspección de…