viernes, 30 de octubre de 2015

Arte rupestre

ARTE RUPESTRE

Soplaba fuerte el viento afuera, así que papá dijo que nada de salir a por hierbajos y flores, que mejor hacíamos dibujitos con arcilla, cenizas y caldo del guiso. En un momento dado, mientras estampaba mis manos llenas de barro en la pared, nos quedamos a oscuras. Como no me apetecía ir a ver qué pasaba, me acurruqué en el suelo y me dormí. Entonces me despertaron unos golpes seguidos de unos gruñidos de dolor y me arrastré hacia donde venía el jaleo; en la entrada de la gruta, sosteniendo un garrote, estaba mi madre en delantal llamando gandul a mi padre que, enfurruñado, frotaba un palito sobre el serrín y encendía antorchas sin parar.