LAS HERMANAS CLAYBORNE
La
intención de seguir siendo solo amigos les duró poco al duque
de Chesterton y a su cuñada Chloe desde que aquel enviudara inesperadamente de
la bondadosa Clarisse. Fue entonces cuando la amante comenzó a frecuentar su
mansión, a probarse frente al espejo los collares y pulseras de perlas de la
difunta y ya, desposados, a esperarle todas las madrugadas junto a la puerta,
llena de reproches.
Pronto
dejaron de enredar sus cuerpos desnudos bajo las sábanas, de dormir en el mismo
lecho, de mirarse a la cara; lo que tardó el duque en quedarse prendado esa
primavera de Claire, la pequeña, inofensiva y prometedora hermana menor.