ATREZO
Cuelgan
de las cuerdas de la del quinto unas medias tupidas, un vestido sin adornos y
una rebeca de lana gris.
Reposa
en el fondo de un caldero una taza de café sumergida en el agua de fregar.
Cubren
las baldosas de la cocina dos mendrugos de pan, el canastillo, una dentadura
postiza, don Ricardo. Su vómito.
Desaparecen
por el sumidero, con el chorro del grifo, unos polvos sobrantes volcados por la
mujer.
Marca
en el teléfono de góndola un número que conoce bien, ya vestida de luto, la
reciente viuda.
Esbozan
una mueca triunfal unos labios con demasiado carmín.