martes, 21 de noviembre de 2017

El tío Ambrosio

EL TÍO AMBROSIO

No hubo forma humana de hacer entrar en razón al del seguro.
Todos los fardos de alfalfa desperdigados por el pajar. Tanto levantarme al alba y tanto embalar ¡para nada!
—¿El huracán Irma? repetía enarcando una ceja, como el Sobera, el de la tele.
—Sí. Fíjese qué estropicio.
Y el tipo se reía tanto que hasta se le saltaban las lágrimas.
Adiós, cuídese —dijo dándome un golpecito en el hombro. Y se fue.

No sé, me deja pensando. Estos arañazos en la cara, el carmín alrededor de mi bragueta, el olor a pescado que me acompaña desde que amanecí sobre una paca esta mañana y las agujetas que tengo… empiezo también yo a sospechar que lo de anoche no fue solo un sueño.