NANA
Sin beso de buenas
noches ni nanas hasta dejarle dormido en su cuna. Sin dibujos infantiles en la
pared ni lámpara proyectando estrellitas en el techo, para que no se quede a
oscuras. Sin barcos, buzos y sirenas en la bañera de plástico ni masajes con bálsamos.
Sin su primer diente, sin su primer paso. Todos los achuchones sin dar se fueron
también con el legrado.
Tras abandonar la clínica, te colgaste
al hombro la mochila y pensativa te encaminaste a casa. Al entrar, sin mirarla
a la cara, dijiste un hola muy bajito
a tu madre y te metiste furiosa a la cama.