EL ENCHUFE
De una viga del desván cuelga una bufanda con
un nudo de horca en el extremo inferior. Justo debajo, sobre un gran charco de
agua, languidecen la pipa y el sombrero del abuelo, una zanahoria renegrida y
dos canicas de cristal. «Vaya por Dios, qué desconsiderado el muñeco», masculla
el padre mientras baja a por el cubo y la fregona.
En la cocina, la madre se afana en quitar una a
una las plumas al pavo antes de degollarlo y meterlo al horno. Andan tan
ocupados que ninguno de los dos advierte lo silencioso que está Tommy en la
salita, decorando con las luces el árbol de Navidad, ni el olor a carne quemada.